La bestia debe comer....

Lectura que me ha acompañado los últimos días de verano. Novela policiaca, cortita, y que me recuerda a las películas de Sherlock Holmes que veía de pequeño o a los libros de Agatha Christie que leía con quince años.

Y ahora he empezado uno que me han regalado por mi cumpleaños.

No tenía ni idea de su existencia. Ni del libro, ni de la película. Veremos qué tal está.

Mi primer día con 41.

Levantarme a las 7.05

Mear.

Lavarme las manos y la cara, echarme las gotas del ojo y las aguas marinas en la nariz.

Desayunar, cagar, ducharme, besar y  marchar.

Coger el golf para cambiarlo de sitio.

Ir a currar, 7 horas.

Volver con el golf a casa y cambiarlo por el Ibiza.

Meter la ropa colgada dentro por si llovía.

Coger agua y fruta e ir al pantano.

Tomar el sol entre nubes de tormenta.

Acabar el libro en la toalla.

Dar unas vueltas.

Dormir unos instantes mientras me baña el sol todo mi cuerpo.

Dar una vuelta por el monte.

Coger moras.

Ir a la piscina y hacer unos cuantos largos.

Comprar pan.

Llegar a casa.

Deshacer y ordenar las mochilas del pantano y de la piscina.

Tomarme una cerveza y hacer fotos al paisaje desde la terraza.

Recoger la ropa y guardar lo que no hay que planchar.

Colocar los platos, vasos y demás de un lavavajillas.

Hacer la cena.

Hacer la cama.

Afeitarme.

Conectarme de vez en cuando para ver quien hay en el Messenger y en el Facebook.

Esperar.

Cenar.

Ver la tele.

Abrazar.

Dormir……

También nos dijo adiós.

Este leoncito la semana pasada se fue a jugar con su hermano Zipi. El año pasado, Zipi no pudo más y tuve que llevarlo al veterinario. Un año más tarde su hermano Trosky también se ha ido consumiendo poco a poco. Gracias a este par de dos gatitos por los 18 años de compañía que nos habéis prestado.