miércoles, 16 de julio de 2008

Mirando por la ventana






Esta ventana no tiene nada que ver con la que tenía cuando vivía con mis padres. Aquella sí que era divertida. El tren, la carretera nacional I, el cuartel de la guardia civil, el ajetreo de la gente yendo y viniendo. La de horas que me pasaba yo mirando por aquellas ventanas. Imaginando dónde iban y de dónde venían las gentes.

Ahora tengo una ventana que da a una calle principal de salida de los coches de la ciudad y no me gusta nada. Las ventanas de los vecinos de enfrente están muy cerca y no me gusta. Solo mirando a la derecha puedo ver algunas montañas, solo sus picos más altos.

En aquellas ventanas veía todo un horizonte hacia el norte y no me quitaba la vista ningún ladrillo. La verdad que tengo otras ventanas que también me descubren grandes horizontes. Pero ninguna es tan completa como aquellas. Llegaban a dolerme los brazos de apoyarme, pero me daba igual, tenía que saber qué pasaba con aquel borrachín que se tiraba encima de los coches, quería saber si aquella máquina de maniobras descarrilaba otra vez, si aquel camión que había estallado la rueda podía ponerse en ruta de nuevo, o si los hijos de los guardias iban a tener la suerte de bañarse en su propia piscina a la cual no nos dejaban entrar a nosotros. También me gustaba ver como las ramas del sauce llorón jugaban con los viandantes, o quién había en la calle para bajar a jugar. Y si venía ya mi madre para ayudarle a subir el carro por las escaleras. O mi padre que pedía que le tiráramos la llave para subir con la bicicleta. O que vienen los abuelos abre la puerta!!! También había momentos en los que estaba prohibido asomarse, la vecina de al lado salía y era tannnnn pesada, que nos quedábamos vigilando de reojo hasta que desaparecía para salir otra vez. Volvía entonces a asomarme yo y observaba la desesperación de los coches ante las barreras del paso a nivel que a veces tardaba hasta una hora en abrirse. Y como otro se lo saltaba y veía como poco más allá era detenido por la policía local que andaba escondida para pillarlos. También vi mucho miedo en la gente cuando corrían para ayudar aquella señora que el tren pilló. Y como Choper asustaba con sus ladridos a los que pasaban cerca de la verja de la casita de una planta que teníamos enfrente. Y me veía a mi mismo muchas veces volver del colegio, saludar a mi perro en la calle que me esperaba atento, tirante de la correa con ganas de saltar encima de mí, y me vi volviendo del instituto cargado de libros y con mucho frío, y como volvía de la estación después de haberme caído de culo en un charco, y subía por las escaleras y entraba en casa y lo primero que hacia .....era mirar por la ventana....ya no hacen ventanas como aquellas!!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Voy a tener que denunciar este blog, aunque no se si puede...

Doger dijo...

Caunta razon tienes, esas ventanas ya no se hacen, ni se haran nunca. Yo tambien me acuerdo de una ventana que teniamos en Galdakao. Bueno, teniamos mas, pero me acuerdo concretamente de la mia. Y yo tambien veia cosas como las tuyas, mas o menos. Eran otras cosas diferentes, pero similares a la vez. Una panaderia de la que veia salir a mi ama con el pan (que rico, ya sube el pan!!!) y a la que no veia yo el momento de empezar a bajar para ser yo quien lo comprase, asi como las bolsas de plastico de leche. O ese descampado a un lado, con una hoguera de San Juan enoooooorme!

Si, esas ventanas ya no se hacen, no señor, ;-)

Por cierto... Y el payaso anonimo ese del comentario anterior? No soporto a los impertinentes graciosillos, menos si se ocultan tras el anonimato.

Doger dijo...

ups, ahora que he visto que yo ntambien tengo anonimos, a ver si va a ser el Alvarito el del mensaje raro ese que tienes... Y yo poniendolo a parir, jajaja!